Le comentaba a una colega en un evento que cuando empezó la famosa crisis mundial (no me diga, por favor, cuál de todas), me descubrí a mí misma hablando tantas veces de la CRISIS que llegué a cansarME. No fue a propósito, se imaginará y confío que me comprenderá bien, porque a todos nos pasó más o menos lo mismo. Pero cuando vi que ya empezaba a sonarme demasiado PESADO el tema, dije: “Hasta aquí llegó mi amor”. Y viendo las caras de los demás también, acá entre nosotros. No quería que colegas, colaboradores, clientes, amigos, familiares, etc… salieran corriendo.
Los clientes son los que menos desean saber de nuestras penas por la crisis mundial. Claro que, a veces, es tema que no podemos evitar. De hecho, estamos para escuchar a los clientes y, en épocas difíciles, los clientes encuentran más que atractivo encontrar Buenas Orejas.
Por ello, es importante estar con los pies en la tierra, saber cuál es la situación de nuestro negocio en tales épocas conflictivas, cómo nos veremos afectados y si nuestros clientes sufrirán consecuencias. Es fundamental notificar debidamente a los clientes si se llegaran a modificar las condiciones del acuerdo comercial, por fuerza mayor. Hablemos con el cliente y no decidamos por él. Lo que antes le resultaba oportuno, tal vez ya no lo sea si se modificaron las pautas comerciales.
Los pies en la tierra, todos los aspectos relevantes previstos y comunicación con el cliente; sumado a una actitud POSITIVA son la clave. Crear un ambiente agradable para su cliente, ésa es nuestra responsabilidad. No sólo se trata de una oficina confortable, también se trata de generar un clima agradable, donde podemos demostrarle al cliente que -aunque no sea el mejor momento del mercado- puede continuar confiando en nosotros y que no nos quedamos llorando, sino que estamos HACIENDO… creando oportunidades para todos.
Foto: David Clow - Maryland.
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