Por ello es interesante que los primeros movimientos sean de prudencia, que no aceptemos en nuestro interior la perspectiva de la venta y estemos vigilantes hacia “donde nos lleva” el cliente.
Es natural que traslademos la ilusión por la posible venta a nuestro director comercial o gerente, explicándoles los avances y las perspectivas.
En ocasiones, una vez puestas las cartas boca arriba, ofertas, mails, catálogos, documentación, el cliente nos dice: Me lo miro y te llamo. Nosotros en nuestro interior sabemos que que es muy probable que no lo haga.
Sabemos que las prisas son malas aliadas para la venta, del mismo modo que no podemos quedarnos esperando mirando el teléfono por si al cliente le da por llamar tampoco podemos perseguirlo constantemente y sin embargo tenemos que conseguir que tome una decisión, nos la comunique y si es posible que esa decisión nos convenga.
http://somos-comerciales.blogspot.com/2009/04/el-cliente-no-me-llama.html